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  • Foto del escritorPara alabanza deSu gloria

MUERTE DE JUAN "EL BAUTISTA"

MARCOS 6


“Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o alguno de los profetas. Al oír esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos. Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer. Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea, entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino. Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. Cuando oyeron esto sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.”

Marcos 6:14-29

 

Cuando dejamos que el mal se arraigue en nuestras vidas, en forma de algún pecado, este se convierte en un cáncer que carcome nuestro espíritu, como esa pequeña bola de nieve que va descendiendo por la colina; y que al final se convierte en una letal avalancha, así es el pecado en la vida de los hombres. Esto le había ocurrido a Herodes que, viviendo en pecado, en adulterio específicamente, quiso callar la voz que le acusaba públicamente y había mandado encarcelar a Juan “El Bautista”, pero el mal siguió avanzando en su vida y envuelto en él, acabo por mandar matar a Juan. Era algo que quizá no lo había planeado o pensado, pero lo hizo y no lo había olvidado, su conciencia lo acusaba constantemente, temeroso, al escuchar acerca de Jesús y de las cosas que estaba haciendo, pensó que Jesús era Juan “El Bautista” que había resucitado.


El mal nunca te deja tranquilo, te acusa constantemente, mete en tu vida temor, y te dice que no eres suficiente; solo una vida cimentada en la verdad que es Jesucristo, es la que te puede librar del mal, Jesús es el único que te puede conceder la libertad y darte una vida libre de temor, te otorga identidad de hijo de Dios.


Todos los días debemos de examinar nuestra vida, para poder presentar nuestras debilidades a Dios, para que, a través de su Espíritu Santo, nos otorgue libertad y nos conceda vivir en paz; sabiendo en quien hemos cimentado nuestra vida, en Cristo Jesús nuestro señor.

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