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  • Foto del escritorPara alabanza deSu gloria

La justicia de Dios

Actualizado: 8 abr 2020



"...siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar[c]en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús." Romanos 3:24-26


Dios es soberano sobre todas las cosas.


De hecho, Dios es el creador de todas las cosas, por lo tanto es soberano en todo y eso incluye que es soberano en la salvación del hombre. Desde el principio, Él ha tenido su plan de redención para establecer su reino con nosotros, puesto que nosotros no podemos salvarnos por nosotros mismos, es necesario que Él intervenga mediante su gracia salvadora. Es maravilloso saber que los propósitos de Dios son inmutables, esto quiere decir, que no cambian ni se transforman y que a pesar del fracaso humano, Dios a de llevar su plan eterno a la más gloriosa consumación. Entender esta realidad debe ser motivo de profunda gratitud.


Esta salvación o redención solo la podemos encontrar en la persona de Jesucristo, y es por la gracia de Dios que se nos es concedida, y así, poder tener acceso a Su presencia. Dios declara justo a todo aquel que se le acerca recubierto con la justicia de Cristo. La justicia humana es inadecuada delante de Dios, es decir, no hay cosa que hagamos o dejemos de hacer que nos haga justos delante de Él. Nuestras justicias son como trapo de inmundicia de delante de Dios (Isaías 64:6). Necesitamos la justicia de Cristo, la única justicia agradable y aceptable delante de Dios, y ésta se recibe solamente por la fe. Ni la religión, ni las obras humanas, ni la sabiduría de los hombres puede producir la clase de justicia que satisface a Dios. La perfecta justicia viene en el momento en que creemos en la persona y en la obra completada de Cristo en la cruz. Cristo a hecho la provisión perfecta, no hace falta nada más.


Una vez que hemos sido declarados justos delante de Dios a través de Jesucristo, el Espíritu Santo obra para formar en nosotros la imagen de Cristo. El Espíritu Santo obra a través de la palabra de Dios para producir santidad en nuestra vida; esto no significa de modo alguno que ya no pecamos más, sino más bien, que la preocupación por las cosas espirituales ocupan el primer lugar en nuestra vida. Dios es fiel en el cumplimento de todas sus promesas, en cuanto al cristiano, Dios promete que para el no hay condenación y que nada lo podrá separar del amor de Cristo.


Esto es, la maravillosa misericordia de Dios, que a través de su gracia nos ha hecho aceptos, no ha habido nada que hayamos hecho ni siquiera pensado o imaginado para ser llamados sus hijos, solamente Él, que nos ha escogido desde antes de la fundación del mundo, y nos ha aceptado y justificado a través de Jesús.


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