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  • Foto del escritorPara alabanza deSu gloria

LA HIGUERA ESTERIL

MARCOS 11


“Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.

Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina. Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad.”

Marcos 11:12-19

 

Al día siguiente de la entrada triunfal en Jerusalén, ocurren dos hechos simbólicos de lo que nos enseñan la condiciones en las que estaba el pueblo con respecto al cumplimiento del propósito que Dios tiene para con los suyos.


El primero, la maldición de la higuera, la higuera frondosa y apetecible a la orilla del camino donde todos podían verla, acercarse y saciar su hambre, al parecer no estaba cumpliendo con su propósito, se veía bien pero no llevaba fruto, lo más importante que tenía para hacer no lo estaba haciendo, lo mismo estaba ocurriendo con los judíos de la época, su religiosidad llena de tradiciones pudiera verse hermosa, pero no estaban llevando el fruto necesario para que las naciones reconocieran que Dios era su Señor, estaban más concentrados en verse bien que en actuar bien.


El segundo, el templo, el propósito del templo era que el pueblo judío y todas las naciones encontraran un lugar en donde Dios pudiera ser adorado y encontrarse con Él en oración, pero los religiosos lo habían convertido en negocio, impidiendo así que las personas tuvieran un encuentro de perdón y misericordia.


Tristemente hoy en día, como seguidores de Jesús con nuestro deseo de hacer las cosas bien, o con desconocimiento del propósito de Dios para con nuestras vidas, nos llegamos a parecer a esa higuera, tenemos vidas hermosas que en apariencia pudieran verse perfecta, pero sin frutos que lleven a las personas a reconocer a Dios obrando en nuestras vidas, atando nuestro día a día a tradiciones que muchas veces estorban la vista para que los que están a nuestro alrededor prueben la misericordia de Dios.


Mi oración el día de hoy, es que Dios abra mis ojos y me muestre claramente que es lo que tengo que hacer, que mi orgullo no se interponga sobre los frutos del Espíritu Santo que debo reflejar en mi vida. JESUS ES SEÑOR

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