MARCOS 8
“Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas. Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo. Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno.”
Marcos 8:27-30
Jesús sigue su camino, con los discípulos enseñándoles y compartiendo con ellos la vida, esta es la mejor manera de que podamos aprender de nuestro Señor, compartiendo la vida, desde las cosas que consideramos más importantes hasta las cosas más cotidianas.
En este momento de su ministerio, después de haber hecho ante los ojos de muchas personas y ante sus discípulos grandes milagros, de manera más personal, como tratando de que sus discípulos sacaran sus propias conclusiones, les pregunta que es lo ¿que han escuchado de la gente? ¿quien dicen que soy? La respuesta que dan nos hace notar que la mayoría de las personas aunque estaban confundidas de quien podría ser, lo consideraban un enviado de Dios, un profeta que podría traer a sus vidas consuelo; ahora les tocaba a ellos sacar sus propias conclusiones, Jesús les pregunta directamente, y ustedes ¿Quién dicen que soy?, inmediatamente Pedro, le contesta que Él es el que estaban esperando, el Cristo, el Mesías anhelado, Jesús les pide no divulgar aún su identidad, todavía no era el tiempo de que las personas supieran claramente quien era, pero ya era el tiempo de que los suyos lo vieran con claridad; para que pudieran comenzar a prepararse con lo venía por delante.
Como seguidores de Jesús, al conocerle de una manera más profunda, compartiendo con Él nuestros momentos, sabiendo que es lo Jesús espera de nosotros, y teniendo la esperanza de las promesas por cumplir, podemos vivir una vida enfocada en hacer su voluntad, con la certeza de en quien hemos puesto nuestra confianza, cuando nuestra relación con Jesús no es lo suficientemente fuerte y vienen los momentos críticos en nuestra vida, nos podemos confundir y considerar que Dios nos ha abandonado, pero no es así, en estos capítulos que hemos estado leyendo del evangelio de Marcos, podemos ver, que cuando nos acercamos confiadamente a nuestro Señor, Él nos escucha y nos trata con misericordia, Él no se cansa de bendecirnos y de otorgarnos la paz y fortaleza necesaria, para pasar por cualquier circunstancia tomados de su mano. JESÚS ES SEÑOR
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