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  • Foto del escritorPara alabanza deSu gloria

JESÚS SANA A UN MUCHACHO ENDEMONIADO

MARCOS 9


“Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.”

Marcos 9:14-29

 

;Al regresar con los demás discípulos después de la transfiguración, Jesús y los discípulos que lo acompañaban se encontraron con la escena de algunos escribas discutiendo con el resto de los discípulos, sobre el caso de un hombre con un hijo endemoniado, muchas veces nos topamos con problemas que creemos que son más grandes de lo que podemos manejar o soportar y nuestra fe flaquea, y es entonces cuando en algunas ocasiones damos oído a personas que sin aportar nada positivo a nuestra vida, solo quieren destruir la fe que tenemos y vernos derrotados, en algunas ocasiones por envidia o por falta de fe de ellos mismos, las circunstancias malas que nos rodean nos superan en fe, y nos dejamos llevar por el pesimismo de aquellos que no creen que las cosas puestas en las manos de nuestro Señor pueden cambiar para nuestro bien; esto estaba pasando con los discípulos que habían quedado, quizá eran los más frágiles y al presentarse en una situación que no conseguían controlar se dejaron llevar por las discusiones con los escribas. En ese momento entra Jesús a escena, y como siempre con misericordia e interés en lo que nos pasa, pregunta que es los que está ocurriendo, le explican y sin dar pie a discusiones absurdas con aquellos que se oponían a Él, actúa con misericordia hacia aquel padre desesperado, que tal vez por todo lo que había visto y escuchado antes su fe había menguado un poco y le dice “sí puedes…” ¡claro! Que Jesús podía, pero todo lo que había escuchado lo hacía dudar, entonces va con el único que nos puede ayudar con nuestra incredulidad, con Jesús y le pide ayuda con su fe, Jesús sana al muchacho y la fe del padre es restablecida.


¿Con quién nos rodeamos nosotros en tiempos de dificultad? Con personas que nos ayudan a aumentar nuestra fe, o con aquellas que con su pesimismo nos aplastan la fe que tenemos; ¿qué clase de seguidores de Jesús somos? Somos aquellos que damos soporte a los demás, con palabra y oración; o somos los pesimistas que pensamos que las cosas están tan mal, que no hay remedio para nadie.


Uno de nuestros propósitos como seguidor de Jesús, es que enseñemos a los que nos rodean todo lo que hemos aprendido acerca de Jesús y así ayudar a aumentar la fe de los que están a nuestro alrededor, recuerden que nuestra fe no está puesta en ningún señorcito, nuestro Señor, es Señor de Señores, a Él se le ha otorgado toda autoridad y poder, y está lleno de misericordia, Él desea tener una relación con nosotros y restaurarnos, así que cuando tengamos algún problema depositemos nuestra confianza en Jesús, y el hará conforme a su voluntad, y si nos toca ser apoyo de alguien, mostrémosle en quien hemos puesto nuestra confianza y soportemos su fe para que en lugar de menguar aumente. JESUS ES SEÑOR

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