MARCOS 8
“Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”
Marcos 8:31-33
Después que los discípulos habían confesado que Jesús era el Mesías esperado, era necesario para Jesús explicarles que tipo de Mesías era Él, Juan “el bautista”, ya había tenido dudas basadas muy probablemente en el tipo de Mesías que estaban esperando los judíos en esa época, ellos esperaban un líder político, que los rescatara del gobierno al cual estaban unidos en un yugo desigual, que los amedrentaba y trataba a toda costa de quitarles la identidad, tanto así que se habían olvidado de las profecías en Isaías donde claramente se describe al Mesías, como siervo sufriente, así que Jesús se dispuso a explicarles que Él era ese siervo sufriente descrito años atrás por los profetas, Pedro muy probablemente dejándose llevar por sus emociones, deja que entre en él satanás y maneje su situación, tentando a Jesús para que desistiera de las cosas por las que tenía que pasar. Podría verse todo como buenas intenciones de Pedro, pero si Jesús hubiera hecho caso, no estaríamos aquí siendo restaurados, y es que la restauración que el Mesías iba realizar, era más profunda que solo algo político, era desde lo espiritual, quitando del medio el gobierno de satanás y estableciendo el reino de Dios entre nosotros. El gobierno perfecto de Dios en nuestras vidas.
Muchas veces, nosotros como Pedro, nos dejamos llevar por nuestras emociones y dejamos que el pecado o una vida sin la restauración plena de Jesucristo en nosotros reine en nuestra vida, porque consideramos que nuestras ideas acerca de la forma que deben de ocurrir las cosas es mejor, que aquella que ya ha sido planeada desde antes de la fundación del mundo. Mi sugerencia es que cada momento de nuestra vida la sujetemos al señorío de Cristo, y que nuestra oración petitoria este enfocada en hacer la voluntad del Padre, estoy plenamente segura que su voluntad es perfecta y agradable, aunque de lejos parezca que no y consideremos que nuestras ideas son mejor, recordemos que solo Dios tiene el panorama completo de lo que va a ser nuestra vida si le obedecemos y hacemos su voluntad. JESÚS ES SEÑOR
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