MARCOS 4
“Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra.
Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo.”
Marcos 4:30-34
Jesús seguía enseñando con parábolas a los que le acompañaban y estaban deseosos de seguir escuchando lo que tenía que decirles, algunos de ellos sabemos, que sus corazones no estaban listos para recibir la enseñanza, pero muchos otros, sus corazones ya estaban dispuestos para ser cambiados a través del mensaje del evangelio.
Marcos nos menciona estas parábolas acerca del reino y con ellas nos deja claro que tipo de reino es el que Dios tiene en mente para nosotros, primero nos dice, que debemos de estar preparados para recibirlo y preparar a aquellos a quienes compartimos el mensaje, pero que el crecimiento no depende de nosotros, nuestra tarea es solo la de sembrar, compartir el mensaje, pero es el Espíritu Santo el que da el crecimiento.
En esta parábola, Jesús nos enseña que su reinado comenzó con algo pequeño, unos cuantos discípulos, pero ha echado raíces de tal forma que su crecimiento, nos otorga identidad, pertenencia y confianza de poder morar bajo su sombra, porque estar bajo su protección es seguro y confiable, así como para las aves cuando hacen sus nidos buscan arboles con ramas fuerte y confiables que los sostendrán y las protegen del mal tiempo, así nosotros al morar bajo el resguardo del reino de Dios, vivimos confiados, que estamos en un lugar seguro, sin importar nuestras circunstancias, en donde hemos anclado nuestra vida es un lugar seguro y fuerte.
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