MARCOS 12
“Y tomando la palabra, Jesús decía mientras enseñaba en el templo: ¿Por qué dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo por el Espíritu Santo:
«El Señor dijo a mi Señor:
“siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”».
David mismo le llama «Señor». ¿En qué sentido es, pues, su hijo? Y la gran multitud le escuchaba con gusto.
Y en su enseñanza les decía: Cuidaos de los escribas, a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y aman los saludos respetuosos en las plazas, los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes; que devoran las casas de las viudas, y por las apariencias hacen largas oraciones; estos recibirán mayor condenación.”
Marcos 12:35-40
El pueblo judío esperaba un mesías de la descendencia de David que los liberara de la opresión, ellos no habían entendido que el mesías prometido era aún más grande que David, y que su libertad implicaría algo más que solo librarse de la opresión romana. En esta enseñanza que Jesús les da en el templo, les empieza a revelar la grandeza de su ministerio, el mesías es hijo de David, pero es aún más grande que David en rango, es Dios mismo mostrando de su misericordia no solo al pueblo judío sino a todo aquel que esté dispuesto a escucharlo y aceptarlo como Señor.
El entendimiento de los escribas y fariseos estaba velado por su orgullo, el orgullo de pensar que su rango les otorgaba la verdad absoluta de las cosas, Jesús le pide al pueblo que tenga cuidado con ese tipo de personas que llenas de orgullo, con su apariencia presumen lo que no tienen, y tratan con menosprecio a los que consideran menores en rango que ellos. Hoy en día, también nos encontramos con personas que, al estar en un puesto de liderazgo o autoridad, se llenan de orgullo y presumen de un status menospreciando a los que le rodean, olvidando que todo lo que somos o sabemos es por gracia y misericordia de nuestro Dios. Pidamos a Dios sabiduría para actuar con humildad conforme a su voluntad todos los días y poder así rendirnos a sus pies. JESÚS ES SEÑOR
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