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  • Foto del escritorPara alabanza deSu gloria

EL DESIERTO



 

“Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.”

Marcos 1:12-13


Cuando Jesús es bautizado, en ese momento el afirma su total disposición de llevar a cabo la tarea que le había sido asignada, la de llevar el pecado de la humanidad y por ello sufrir y morir por esta causa. Desde ese momento nuestro Señor iba a comenzar a ser probado en todo, pero en todas las pruebas iba a resultar vencedor.


Jesucristo al ser uno con el Padre y el Espíritu Santo, se mueve a donde la voluntad de los tres así lo requiera, en una completa sujeción y armonía, un movimiento de baile perfecto. Jesús es movido al desierto, aunque el desierto implique aflicción y prueba también es un lugar donde Jesús pudo gozar de completa comunión con el Padre, sin que nada ni nadie, los distrajese, era su momento de preparación.


Muchas veces es en nuestros desiertos o pruebas es donde nosotros podemos encontrarnos con la plena comunión con el Padre, sintiendo su apoyo y confiando que Él está ahí haciéndonos fuertes y actuando a nuestro favor.


Cuando Jesús fue tentado, la tentación vino desde afuera hacia Él, el siendo libre de pecado, la maldad o la tentación no puede nacer dentro, pero sus necesidades externas, las aprovechó Satanás para tentarlo y provocarlo. Más Jesús supo que debía resistir al tentador y salió victorioso


Nosotros con nuestra naturaleza pecaminosa luchamos con las tentaciones que nacen dentro de nosotros, y las que están fuera, pero ahora tenemos al Espíritu Santo que nos hace fuertes, y nos da la sabiduría para no caer en ellas.



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