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  • Foto del escritorPara alabanza deSu gloria

EL COMIENZO






“Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.”

Marcos 1:9-11






Jesucristo comienza su ministerio aquí en la tierra con su bautismo, aunque el bautismo es un símbolo de la purificación que Dios opera en las personas, y Jesús no lo necesitaba, era una forma de identificarse con la humanidad y comenzar con su ministerio.


Jesús había tomado la decisión de cargar con la culpa del pecado de todos por los que habría de morir; en este sentido el bautismo era un símbolo del comienzo del camino hacia la cruz, donde Jesús cumpliría su tarea de dar la vida por todos nosotros.


Al Jesús haber confirmado el principio de su tarea, el Espíritu Santo desciende en forma de paloma y Dios Padre lleno de amor exclama: “Tú eres mi Hijo, el Amado, en quien tengo complacencia”. De esta forma llena de amor y compasión se nos brinda la doctrina de la Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo, trabajando juntos en armonía para traer consuelo y salvación a todo creyente.


En tan solo tres versículos Marcos nos presenta el comienzo del ministerio de Jesús aquí en la tierra, un pasaje lleno de amor y consuelo, la Santísima Trinidad obrando juntos para traer a la humanidad esperanza y consuelo; en estos tiempos en donde solo escuchamos de malas noticias, donde percibimos que el fin está cerca, podemos llenarnos de consuelo y esperanza el mirar atrás y poder escuchar como un susurro, “consumado es”, el plan ya se hizo, tenemos salvación y vida eterna en Cristo, ¡Cristo vive!, y para siempre es su misericordia.


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