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  • Foto del escritorPara alabanza deSu gloria

DUREZA DE CORAZÓN

MARCOS 3



“Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal?; ¿salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.”

Marcos 3:1-6


 

¿Les ha pasado, que te encuentras con personas que solo quieren ver el lado negativo de lo que se está haciendo? no importa que el resultado sea bueno o de bendición si no se hizo como ellos consideraban que debía de ser entonces para ellos estuvo mal. Eso estaba pasando con Jesús en este momento, los escribas y fariseos, estaban tan enfocados en sí mismos con miedo a perder notoriedad, que lo único que querían era destruir a Jesús, no les importaba lo que estaba pasando a su alrededor si era bueno o malo, si lo que ocurría no entraba en sus lineamientos no funcionaba, Jesús veía sus corazones, y aunque Él sabía que lo único que querían era encontrar algo, un mínimo error para culparle, Él una y otra vez les daba la oportunidad de rectificar el camino, pero sus corazones estaban dominados por el orgullo, no podían ver más allá de sus narices, no lograron ver la gloria de Dios, a Dios mismo actuando junto a ellos.


Muchas veces con el anhelo de agradar a Dios, nos enfrascamos en complicados planes, y no vemos más allá de nuestra nariz, no aceptamos ayuda; con el miedo de que algo salga mal, dejamos de hacer el bien, y nos perdemos la bendición de ser ayudados por otros. Jesús conoce nuestros corazones, y nos brinda su ayuda una y otra vez, muchas veces esa ayuda viene de parte de quien menos esperas, pero eso es lo maravilloso de formar parte del pueblo de Dios, y es que esta constituido por personas diferentes que, uniendo sus mentes y corazones al deseo de servir a nuestro Dios, podemos hacer grandes cosas para agradarle.



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