Dios se comunica con nosotros a través de su palabra, en ella encontramos el carácter de Dios, y su deseo de restaurar a la humanidad, y otorgarnos salvación.
En hebreos se nos menciona que “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:12; así que Dios utiliza su palabra, para restaurarnos, y no solamente para conocer a Dios, sino para enseñarnos acerca de nosotros mismos, acerca de nuestros pensamientos y de nuestras más íntimas intenciones. Por lo tanto, en un mundo en donde cada vez más personas buscamos saber quiénes somos, y queremos llegar a encontrar paz con nosotros mismos, que mejor manera de conocernos, que haciéndolo a través de las palabras del autor de la Vida. De nuestro creador.
Pero, ¿Cómo leerla?, pues bien, en Proverbios nos dice que debemos hacerlo con el corazón, “Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia…” Proverbios 2:1-2, debemos leerlas pidiendo al Espíritu Santo que nos ayude a saber qué es lo que está escrito; “si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios.” Proverbios 2:3-5. El deseo de Dios es que de verdad le conozcamos y atesoremos en nuestro corazón Su palabra. Cuando aprendemos algo, solo por el afán de aprender guardando ese conocimiento en nuestra mente, es fácil olvidar, pero cuando aprendemos algo y no solo lo hacemos con nuestra mente, sino le ponemos intención y amor, y lo guardamos en nuestro corazón, entonces, eso que aprendemos se quedará para siempre con nosotros, cobra vida en nosotros, y lo recordamos cuando es el momento justo para hacerlo, como esa canción o juego, que te remonta a un momento especifico de felicidad, en donde te sentiste amado, y que siempre vuelve, cuando más lo necesitas; así es la palabra de Dios cuando la leemos con el corazón.
¿Por dónde empezar?, en la biblia encuentras, diferentes géneros de literatura, así que puedes empezar por el que más te guste, pero recuerda cuando leas, hazlo con el corazón, pidiendo que el Espíritu Santo te otorgue entendimiento. La lectura correcta da paz a la mente, y provee aliento y animo al corazón. Al comenzar a leer recuerda el género en el cual fue escrito lo que estas leyendo, y debemos pensar que la biblia está escrita para tres públicos, los de ese momento en que fue escrito, para el pueblo judío y/o los cristianos de la época, como cumplimiento de las promesas de Dios, y para nosotros en este tiempo actual, así que debemos de tratar de pedir al Espíritu Santo que nos revele, que es lo que quiso decir y como lo puedo aplicar en mi vida. Cuando tengas dudas de algo, acércate a tu congregación, Dios no nos llama a estar solos, si no a vivir en comunidad, para poder ayudarnos, a caminar por este recorrido que es la vida cristiana, así que acércate a tus líderes, pastores, maestros, ellos podrán orientarte en el significado de lo que estás leyendo. Recuerda que mientras más leamos y estudiemos la palabra de Dios, más estaremos seguros cuál es Su voluntad en nuestras vidas, así que involúcrate en estudios bíblicos que te puedan ayudar a discernir qué es lo que Dios quiere decirte, a través de su palabra
“Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad.” Proverbios 3:1-2 Dios desea otorgarte vida y una vida prospera en El; para conocer su voluntad, escucha su palabra, a través de la lectura de la Biblia
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