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  • Foto del escritorPara alabanza deSu gloria

¿Cuál es tu esencia?





En tiempos donde escuchamos acerca de buscar nuestra felicidad, nuestro propósito, muchas veces basándonos en lo que hay en nuestro interior, cuando nos dicen; ve en tu interior y de ahí saca fuerzas, ahí encontrarás tu propósito, tu esencia. Me pregunto, ¿qué ves al ver en tu interior? ¿En dónde está cimentada tu vida? ¿Cuál es tu esencia? ¿En qué sueñas, cuando sueñas en grande? ¿Cuál es tu centro? ¿Qué es lo que te mueve, lo que te apasiona?


Estas preguntas son recurrentes en mi vida y siempre llego a una misma respuesta, mi centro, mi esencia, es Dios, muchas veces me distraigo y se me olvida que he sido creada a su imagen, Él sopló aliento de vida en mí, y me ha otorgado eternidad. Él es por quien me levanto y decido seguir, mis deseos y mis mejores sueños giran en hacer su voluntad, para eso fuimos creados para un propósito eterno, esto no quiere decir que sea perfecta, ni mi vida es siempre muy espiritual, aunque he de confesar que es uno de los anhelos de mi corazón, caminar en fe siempre; muchas veces, más de las que yo quisiera, bajo mi vista y me hundo y es entonces cuando tengo que concentrarme y volver a recordar en quién he confiado, en dónde esta cimentada mi vida.


Jesús nos dice:

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.”

Mateo 7:24-25

Nuestra vida como seguidor de Jesús, debe de estar fundamentada en las palabras de Cristo, nuestros cimientos, aquello que nos fortalece, aquello que no permite que estemos en ruinas, que caigamos, es la obediencia a las palabras que Jesús nos ha hablado a través de la Biblia.


“Si me amáis, guardad mis mandamientos.”

Juan 14:15


Esta obediencia solo puede darse a través del amor que sentimos por Dios, la raíz de la obediencia a Dios, es el amor, Él nos amó primero y después nosotros a Él. Nuestro amor hacia Él y nuestra obediencia, son el resultado de su misericordioso amor hacia nosotros.


“De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos.”

Salmos 24:1-2


Dios es soberano, a Él le pertenece el mundo y todo lo que en él hay, nuestra confianza puesta en sus manos, no puede estar en mejor lugar, el es Señor de señores, el Todopoderoso, el Gran Yo Soy, ha decidido habitar en nosotros, vasos frágiles e imperfectos, cuando le damos habitación en nuestro corazón y Él reina en nuestra vida. Entonces solo entonces, podremos vivir confiados, que sí le obedecemos viviremos en plenitud, cumpliendo un propósito eterno.





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