CONFIANZA

“Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.”

Marcos 1:29-31

Los discípulos tenían poco tiempo de conocerle, pero ya sabían que podían confiar en Él y de lo que Él era capaz, así que le hablaron de la enfermedad de la suegra de Pedro. Y de una forma llena de compasión y misericordia, Jesús atendió al pedido de sus discípulos y tomo de la mano a la mujer y fue sana.

Su sanidad fue tan completa, que inmediatamente la mujer se puso a servirles. La restauración y salvación que vienen de parte de Dios, siempre son completas, y producen en nuestro corazón el deseo de servir y honrar a Aquel que nos brindó la sanidad tanto de nuestro corazón, como de nuestro cuerpo.

Jesucristo siempre está atento a nuestras peticiones, y muchas veces cuando el resultado de estas, va rumbo a la voluntad del Padre, el amorosamente nos responde y alivia nuestro pesar.

Todos los días, vemos a nuestro alrededor muestras de la misericordia de Dios, pequeños y grandes milagros, que se realizan a nuestros ojos, Dios actuando su voluntad en nuestras vidas, recordando siempre que Él no nos suelta de su mano y nos deben de impulsar a servir y honrar a nuestro Dios, de la manera que Él así lo desea. Con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y con toda nuestra alma.