"Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” Romanos 12:1-2
DIFERENTES
“…No se amolden al mundo actual…”
A menos que nos presentemos en sacrificio vivo hacia Dios y seamos transformados por la renovación del entendimiento, vamos a resultar amoldados al mundo actual. Ser amoldado al mundo actual equivale ha adquirir la forma del mundo. Del mundo recibimos su influencia, su publicidad, su manera de ver las cosas y la vida. Nos afecta mediante las enseñanzas en el hogar, la escuela, las lecturas, la radio, la televisión, los espectáculos. Quiere atraparnos de tal manera que asimilemos su forma de ver las cosas, aun su estilo de encarar los problemas éticos, de conducta, y su apreciación de lo que está bien y lo que está mal. La influencia del mundo puede llegar a afectar de manera marcada nuestro modo de ver la vida y aun nuestra vida cristiana. Para evitar esto, Dios ha previsto nuestra transformación con la renovación de nuestro entendimiento. Esta transformación, implica una disciplina de vida, una determinación de conocer y aceptar la voluntad de Dios.
“…sino sean transformados mediante la renovación de su mente…”
Pero no estamos solos en esto Dios nos da al Espíritu Santo para ayudarnos. Y el nos ayuda, primero, en el entendimiento lo que produce un cambio en nuestra voluntad, en nuestras emociones y aun en nuestra conversación, hasta que hay un cambio de todo el hombre a la semejanza de Dios, en el conocimiento, la justicia y la santidad de la verdad. “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2 Cor. 3:18). Y es entonces cuando nos podemos presentar como ofrenda santa y agradable a Dios.
“…Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”
Esta renovación del entendimiento, está relacionada con la comprobación de la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta, cuando procuramos hacer la voluntad de Dios en todas las áreas de nuestra vida, comenzamos ser moldeados por su buena voluntad, y esto hace que nuestra vida valga la pena ser vivida. Es un proceso continuo, por eso decía que requiere de disciplina constante. Nuestra presentación como ofrenda es un acto que debemos renovar todos los días.
Los cristianos hemos sido salvados por Jesús y esto ha cambiado nuestra vida, hemos abandonado nuestros ídolos, nuestra veneración al dinero, las emociones, al trabajo, amigos, familia, etc. “para servir al Dios vivo y verdadero y para esperar de los cielos a su Hijo, al que resucitó de entre los muertos, Jesús, que nos libra de la ira venidera” (1 Tes. 1:9-10). Nuestra vida adquiere sentido y valor en la medida en que la ofrecemos a Dios, y hacemos su voluntad.
La voluntad de Dios la descubriremos mediante el estudio continuo de Su Palabra. La voluntad de Dios buscada en Su Palabra nos impulsa a mirar a nuestro alrededor, y aun en las cosas más pequeñas y triviales de la vida, dedicárselas a Él, buscando siempre agradarle. No importando las situaciones adversas que podremos encontrar ni cuan desilusionados estemos de nuestras circunstancias, llámense seguridad, gobierno, familia, amigos, sabemos que hemos sido rescatados de todo eso y que Dios conforme a su voluntad ejerce sobre nosotros su misericordia y nos va renovando nuestro entendimiento, para poder aun en las adversidades ofrecernos en sacrificio vivo y agradable a Dios. Una verdadera Adoración Espiritual.
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